Este año, nuestra supervisora de la Central de Ventas Telefónicas, Romina Aguilar, viajó a Italia para participar de NF2016, feria de viajes y tecnología aplicada al turismo. Seguidamente, como parte del evento, fue invitada a Buy Liguria, evento que incluyó un itinerario de viaje. Romina nos relata su visita a Finalborgo, un pueblito cautivante.
… En la mitad del trayecto desde San Remo a Génova, hicimos una parada en Finalborgo. Es un antiguo pueblo medieval del norte de Italia, que esconde un ambiente único detrás de sus murallas. Quedé impactada por la magia del lugar.
Al cruzar su puerta de entrada, nos esperaba una estrecha calle, escoltada por modernas tiendas, con interesantes productos. Una comunidad de artesanos, muchos de ellos argentinos, han hecho de Finalborgo su lugar, adornando los comercios con sus artículos, entre ellos collares, tejidos, y pinturas. Algo que realmente me llamó la atención es que cada elemento tiene una historia, no son simples objetos, sino verdaderas obras de arte.
Además de visitantes como nosotros, el pueblo funciona como punto de descanso para ciclistas, quienes se acercan a la zona por la belleza de sus paisajes y aprovechan la parada para recorrer y conocer esta pequeña y pintoresca localidad. Vimos a muchos de ellos reunidos en la calle, con sus bicis, charlando y degustando algún producto típico.
En la Plaza principal hay un mercado de pulgas, donde se ofrecen diversos elementos de cocina, platos, tazas, vasos… En ese momento sentí que me transportaba a la casa de mi abuela, de herencia italiana.
Las fachadas de los edificios que rodean la plaza fueron reconstruidas por los antiguos habitantes, y nuevamente recuperadas por los curadores de la ciudad, para dejar nuevamente a la vista los trompe l’oeil que enfatizan el aire mágico de la plaza.
Con el recuerdo de mis abuelos bien presente me “robé” una foto de un grupo de habitantes que, con nietos en brazos, disfrutaban de una amena charla. Evocando antiguas costumbres, ropa, tradiciones. Tan lejos estaba, tan cercano me resultaba el entorno…
Terminando la tarde, y luego de la visita a una iglesia que me quitó el aliento, paramos en un pequeño bar donde degustamos una picada (muy parecida a las nuestras). Ahí probé el cocktail del momento: Aperol Spritz, que fue el toque final para un día inolvidable.
Muy buena Felicitaciones !! Me gustaria informcion Europa 2017.mayo
Gracias Miriam! Respecto a tu consulta, te pedimos por favor que nos dejes un mail o un teléfono para poder contactarte. Saludos!