Sofía Trueba, parte del equipo de Pezzati Viajes, comparte con nosotros los mejores pasajes de su estadía reciente en Lago Puelo, El Bolsón y Bariloche. No te pierdas su relato y descubrí una parte de lo mucho que te espera al visitar nuestra Patagonia. ¡Seguí leyendo!
Confirmadas las vacaciones, lo primero que se me vino a la cabeza fue: ¿Dónde viajo? Aparece el deseo de cambiar de aire, renovar energía y sumergirse en un lugar que nos llene de experiencias, recuerdos y paisajes inolvidables. Fue así que, con dos amigas, decidimos emprender viaje al sur de nuestro país, la Patagonia. Buscábamos combinar descanso y naturaleza en su máximo esplendor.
Llegamos así a El Bolsón, lugar mágico y natural de la Comarca Andina, enclavado entre dos cadenas montañosas. Posee un microclima y una vegetación especial que nos recibió de la mejor manera: 27°C y un sol pícaro que iluminaba toda la montaña y nos invitaba a dar comienzo a nuestro recorrido.
Descubriendo Lago Puelo
El primer atractivo elegido fue el Parque Nacional Lago Puelo, ubicado al noroeste de la provincia de Chubut, sobre el límite internacional con Chile, a 19 km de El Bolsón. Protege un paisaje único en el que se destacan especies vegetales y cristalinos cursos de agua.
Al llegar, la vista de las montañas abrazando al lago te deslumbra. Te sentís tan pequeño, que no podés creer que la naturaleza nos regale esos escenarios. Nos metimos al lago pensando que el agua iba a estar helada pero, para nuestra sorpresa, no fue así; estaba ideal para refrescarse y sacarse del cuerpo los 28°C que nos perseguían a las 12 del mediodía.
El lugar es ideal para relajarse y disfrutar tanto del paisaje como de un baño en el lago, la práctica de deportes acuáticos como: Stand Up Paddle, kayak, pesca deportiva, navegación a vela, realizar un paseo en barco, caminar entre arroyos con agua de deshielo observando la flora y fauna autóctona, el trekking y el campamentismo.
Conociendo el Paraíso
A lo largo de los días, los lugareños nos habían hablado del “Pozón del Paraíso” con frases como: “Es un lugar del cual se van a enamorar a primera vista”, “lo van a recordar siempre”, etc. Así fue que el último día de nuestro paso por El Bolsón, casi sin querer, conocimos el Paraíso en un rincón de nuestra Patagonia.
Caminando con nostalgia a la terminal, llegamos en búsqueda de pasajes para tomar el bus a Bariloche. Por obra del destino no conseguimos hasta las 8 de la noche. Como era temprano, nos quedaba casi todo el día libre así que decidimos junto con nuestros amigos de ruta que nos habían ido a despedir, conocer el Paraíso, el lugar del que tanto nos habían hablado. Partimos en remis a Doña Rosa. Allí estacionó el remisero y emprendimos la caminata -1 hora por el sendero que bordeaba el Río Azul-. El camino, entre bosques y pasarelas (puentes de madera que atraviesan el río), desembocaba en el Pozón del Paraíso, tan soñado que ahí comprendimos por qué nadie podía describirlo.
El agua tiene un color especial, transparente pero azul cristalino a la vez. En pocos lugares había sentido la paz que se respira ahí. Hay piedras de hasta 5 metros de altura donde los valientes se animan a realizar piruetas y caer al agua. La gente descansa, toma sol, lee, siente la libertad que brinda el ambiente. Había aproximadamente 15 personas, no más, en un lugar super tranquilo rodeado de paredes de piedra, junto a un curso de agua que lo hace más maravilloso aún.
Mientras emprendíamos el camino de regreso, en nuestras cabezas sólo sondeaban agradecimientos al destino por no conseguir pasaje más temprano, y haber conocido el lugar más bello que habíamos visto todos hasta el momento. Después, se venía la aventura en Bariloche.
La última locura, en Bariloche
Teníamos sólo 3 días para disfrutar del destino. Por ende fueron bienvenidos los consejos de otros viajeros de hacer Circuito Chico, para poder observar la mayoría de los lagos al mismo tiempo. A ese consejo le sumamos la experiencia de hacerlo en bicicleta: 27 kilómetros de subidas y bajadas.
La aventura: Nos dirigimos al km 18 y alquilamos nuestras bicicletas en Circuito Chico Adventure. El día comenzaba a nublarse y nos advirtieron que llovería a partir de las 15 horas. Eran las 13 cuando comenzamos el circuito, no pasamos los 2 kilómetros y comenzó a llover. De todos modos, decidimos continuar la aventura, parando en los miradores y contemplando vistas panorámicas de un paisaje gris pero hermoso: neblina entre las montañas y lagos de colores cambiantes, ante un clima que empezaba a amenazar con lluvias más fuertes. Las piernas empezaron a hacerse notar y al kilómetro 9 frenamos a almorzar para recargar energías.
A lo largo del camino hay distintas opciones gastronómicas para aquellos que quieran degustar algún producto regional. Continuamos el trayecto. Íbamos saludando valientes que lo hacían caminando, ya bajo una lluvia más ligera. Pasamos por paisajes verdes con mucho bosque, montañas que quedaban ocultas por la bruma y niebla, lagos, El Hotel Llao Llao mezclado entre la naturaleza, los colores de la vegetación y las montañas. Culminados los 27 kilómetros en 3 horas, ¡no podíamos creer lo que habíamos logrado! No sólo por la exigencia física. A eso había que sumarle la lluvia que nos acompañó todo el recorrido haciendo el trayecto diferente pero más especial aún.
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