Si te atrae Europa preparate para hacer uno de los más magníficos recorridos. Te impregnarás de cultura y elegancia. Compartimos con vos un viaje soñado por tres joyas centroeuropeas: Praga, Budapest y Viena, capitales de República Checa, Hungría y Austria respectivamente.
1. Praga
En la región de Bohemia, está Praga, capital de la República Checa, conocida como la “Ciudad de las Cien Torres” o la “Ciudad Dorada”. Pasear por Praga es entrar en un cuento de hadas. Un mágico ambiente medieval envuelve la ciudad trasladándote en el tiempo.
El Castillo de Praga es visita obligada y lleva una mañana completa. Es la mayor fortaleza medieval, residencia de los reyes de Bohemia durante años. En su interior se encuentra el Callejón de Oro, que debe su nombre a los orfebres que habitaron allí en el siglo XVII, y donde vivió Franz Kafka entre 1916 y 1917. También dentro del Castillo, se halla la Catedral de San Vito, la mayor obra gótica de Praga.
Luego, bajás hasta la Plaza Malá Strana, para visitar la Iglesia de San Nicolás, exponente del estilo barroco. Desde su torre, las vistas son increíbles.
Un pequeño paseo por las calles Nerudova, Janský vršek y Tržište antes de almorzar y luego visitamos Staré Město, la Ciudad Vieja de Praga. El Puente de Carlos es el monumento más famoso de Praga con más de 30 estatuas en sus 500 metros y comunica Malá Strana con la Ciudad Vieja.
En la Plaza de la Ciudad Vieja, cada hora en punto el Reloj Astronómico construido en 1490 y ubicado en la Torre del Ayuntamiento, muestra un repertorio. Por sus calles medievales, pasamos la Torre de la Pólvora y llegamos a la Casa Municipal, el más destacado de los edificios Art Nouveau. Un punto final, es la Plaza de Wenceslao, donde se inició la caída del comunismo.
Para el día siguiente nos queda conocer Josefov, el Barrio Judío de Praga, con su Antiguo Cementerio y las Seis Sinagogas. A los apasionados de la historia, les sugerimos no dejar de ver el Campo de concentración de Terezín, y el Clementinum, antigua sede del colegio jesuita y de la universidad, y segundo complejo arquitectónico más grande de la ciudad.
El broche de oro: no dejes de ver El Teatro Negro de Praga.
2. Budapest
Inspiración para muchos artistas, el Danubio, separa Buda y Pest, dos ciudades que, actualmente unidas, forman una de las capitales más importantes de Europa. Imponentes puentes unen las orillas y acercan Buda, antigua sede real y zona residencial más elegante, a Pest, corazón económico y comercial de la ciudad. En sus calles colmadas de historia, la “Perla del Danubio”, nos cautiva.
Tres lugares definen Budapest: en primer lugar, el Parlamento, su edificio más representativo y uno de los más famosos de Europa. Otro sitio, es el Castillo de Buda, una de las postales de Budapest, conocido también como el Palacio Real, pues era la residencia de los reyes de Hungría; en su patio se halla el Museo de Historia de Budapest; y también en su interior está el Laberinto del Castillo de Buda, formado por cuevas, sótanos, celdas y manantiales que se extienden a lo largo de más de 1.200 metros. En tercer lugar, pero no menos relevante, está el Puente de las Cadenas, el más antiguo de la ciudad y el más célebre de todo el Danubio; tras veinte años de obras, fue inaugurado en 1849.
Entre otros edificios, la Basílica de San Esteban es también una visita imprescindible, y la Ópera de Budapest es una de las edificaciones neo renacentistas más importantes de Hungría. La visita a esta ciudad no puede concluir sin recorrer la Plaza de los Héroes, cuyas estatuas conmemoran a los líderes de las tribus magiares fundadoras de Hungría; y la Ciudadela, construida en 1854 por los Habsburgo, es el punto más alto con unas vistas espectaculares. Dos sitios que derraman historia son la Sinagoga de Budapest -la segunda más grande del mundo después de la de Jerusalem-, y Aquincum, una ciudad romana desenterrada a fines del siglo XIX. Para culminar, nada mejor que un paseo en barco por el Danubio con cena a bordo.
3. Viena
Viena tiene un encanto especial. Es antigua y moderna a la vez. Cuna de compositores geniales como Strauss, Beethoven o Mozart, es definitivamente música. Su exquisita pastelería y sus cafés son inconfundibles. Viena es cultura.
La Ringstrasse es la avenida más importante de la ciudad, construida en el preciso lugar en el que se encontraba la antigua muralla. En ella se encuentran los edificios más destacados de Viena, como el Parlamento Austríaco, erigido en el siglo XIX en estilo clásico. Aquí también veremos el Ayuntamiento, la Bolsa, el Burgtheater, la Iglesia Votiva y la Universidad. Desde la Catedral de San Esteban, en pleno corazón de la capital austríaca, tomamos Kärntner Strasse hasta llegar a la emblemática Ópera de Viena, cuyo interior es realmente majestuoso.
Merece una recomendación especial la visita al Palacio Hofburg, que fuera lugar de residencia de la familia Habsburgo durante más de 600 años. Es una forma de adentrarse en la interesante historia de Viena de un modo lúdico. En este recorrido se puede conocer el Museo Sisi basado en la intensa vida de la excepcional emperatriz, además de los apartamentos imperiales que compartió con el emperador Francisco José.
En Viena tendremos la oportunidad de admirar una arquitectura casi de cuento. Se trata de los bloques de viviendas denominados Hundertwasserhaus, unos edificios de originales colores y formas fantasiosas. Y una opción para el fin de la jornada es visitar Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo, en el que la noria gigante lleva funcionando desde 1897.
A la mañana siguiente, visitamos otros dos de los palacios más famosos de Viena: El Palacio Schönbrunn, construido en el siglo XVII, sirvió durante años como residencia de verano de la familia imperial de Viena; y el Palacio Belvedere, construido como residencia de verano del Príncipe Eugenio de Saboya, que hoy en día alberga un museo de arte. De vuelta al centro de la ciudad nos acercamos a conocer la Cripta Imperial, bajo la Iglesia de los Capuchinos. Allí se pueden ver los monumentales féretros en los que descansan los miembros de la realeza austriaca. El final es dulce: un café acompañado por una porción de la deliciosa “Sacher Torte”.
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