Cueva de las Manos, Patagonia Argentina

Continuamos recorriendo los sitios de nuestra Patagonia que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hoy, visitamos la Cueva de las Manos, en la provincia de Santa Cruz.

Sobre las márgenes del Río Pinturas, en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, existen varios sitios arqueológicos testimonio de la presencia de cazadores recolectores en el área durante miles de años. Según la declaración de la UNESCO en 1999 La Cueva de las Manos del Río Pinturas alberga un conjunto excepcional de arte rupestre, ejecutado entre los años 13.000 y 9.500 a.C. La cueva debe su nombre a las huellas de manos estampadas en sus paredes con una técnica similar a la de impresión con plantilla. Además de estas figuras, la cueva posee numerosas representaciones de especies aún vivas de la fauna local, y más concretamente de guanacos (lama guanicoe). Los autores de las pinturas bien podrían haber sido los antepasados de las comunidades de cazadores-recolectores de Patagonia descubiertas por los colonizadores europeos en el siglo XIX.”.

La Cueva de Las Manos se encuentra 88 metros de altura sobre el curso superior del Río Pinturas, un lugar de difícil acceso. Presenta unos veinte metros de profundidad, diez de alto y quince de ancho. En su interior fueron hallados vestigios de herramientas de piedra, fogones y restos óseos y pieles de animales, elementos en los que los grupos humanos que allí habitaron basaban su subsistencia. Pero lo más maravilloso de este sitio arqueológico son las pinturas rupestres, a través de las cuales estos cazadores-recolectores expresaban sus prácticas sociales.

En la Cueva de las Manos es posible observar diversas escenas y motivos: escenas de caza, figuras de manos, de animales y símbolos abstractos. Entre los más destacados se encuentran los negativos de manos, la mayor parte manos izquierdas de adultos, jóvenes y niños. Pintaban con pequeños hisopos con fibras vegetales o pelos de animales en los extremos, que utilizaban a modo de pincel; y obtenían las pinturas de pigmentos minerales que lograban de raspar diferentes formaciones. También empleaban su boca y un tubito para conseguir el efecto de rociador. De esta manera, apoyaban su mano sobre la pared rocosa y soplaban pintura sobre ella creando el negativo. Con la misma técnica realizaban negativos con las patas de guanacos, choiques y otros animales. Para reproducir el paisaje aprovechaban la textura y relieve de las rocas como parte de sus obras; y otra de sus técnicas era recubrir piedras esféricas con cuero e impregnarlas en pintura para arrojarlas contra las partes más altas “sellando” puntos.

Te proponemos visitar este rincón de nuestro país, donde imaginarte cómo era la vida hace miles de años en la Patagonia…