Perfecto para una propuesta de matrimonio, una reconciliación o para una velada super romántica, a 70 kilómetros de Roma, en una pequeña villa llamada Vacone, se encuentra Solo Per Due. Nos habían dicho que aquel íntimo restaurant podía considerarse una joyita de la gastronomía internacional. ¡Alquilamos un auto y allá fuimos!

Parecía genial la idea de cenar en un restaurant cuya propuesta total consta de una mesa exclusiva para dos personas. ¡Sí, sólo para dos! Estábamos en el restaurant más pequeño del mundo, en un edificio situado en una privilegiada ubicación rodeada por ruinas de una villa Romana.

Una experiencia única

La experiencia se inició mucho antes de sentarnos a la mesa, ya que la antesala a esta magnífica construcción del siglo XIX era un excepcional jardín con muchas especies de palmeras originarias de diferentes lugares del mundo.

El frío del invierno nos incitó a comenzar con un aperitivo frente a un acogedor hogar a leña. Luego, un camino de velas nos guió hasta encontrarnos con la cordialidad de Remo Di Claudio, el dueño de este sorprendente restaurante. Nuestro anfitrión nos recibió con una amplia sonrisa y nos fuimos impregnando de la historia del lugar.

Nos enteramos que ha sido reconocido como parte de una casa de campo que perteneció al poeta Horacio. De hecho, parece ser que su fuente inspiró algunas de las más célebres composiciones del poeta. También nos asombró la belleza de sus pisos de mosaicos… Remo comentó que en primavera es fantástico detenerse un momento bajo la sombra de una vid y ver las fascinantes vistas del valle, con sus olivares y viñedos.

Listos para cenar, las luces se suavizaron y nos envolvió una atmósfera mágica. Parecía que retrocedíamos en el tiempo… a los años de la villa romana…

El menú y la atención

El menú de Solo Per Due nos daba a elegir exquisitas especialidades italianas del Mediterráneo. La carta está diseñada de acuerdo a la estación y se basa por completo en ingredientes frescos y regionales.

Comenzamos probando los hongos silvestres, y mientras esperábamos degustamos unas bruschettas de pan casero tostado sencillamente sublimes. El aroma de aquel aceite de oliva, inolvidable.

Luego había que incursionar en la pasta, así que optamos por Mezzirigatoni alla “Spoletina”, con una salsa de tomate fresco, pimienta negra y queso de oveja rallado, un plato extremadamente sabroso y distinguido. Para escoltar, un excelente vino tinto.

Toda la atención era para nosotros, pero no te imagines al mozo mirando todo el tiempo a la única mesa que tiene que atender. Hasta el más mínimo detalle está pensado para una velada de a dos. Para llamar al mozo, solo teníamos que tocar una campanilla y a los pocos segundos aparecía solícito a dedicarnos sus servicios con esmero. Más privacidad y cortesía a la vez, imposible.

Cerrando la velada

Finalmente nos deleitamos con una deliciosa tarta de finas frutas e infaltable en medio de una atmósfera tan romántica, la copa de champagne.

En ese momento, bebiendo de a sorbos la burbujeante bebida, te dan ganas de guardarte cada detalle de la placentera vivencia de una cena como esta. En Solo Per Due lo saben, por ello tienen un lugar especial para sentarse frente a su “libro dei pensieri”, a dejar tu recuerdo por escrito, como otros tantos enamorados que han pasado por este sitio único en la apasionada Italia.

El lugar es definitivamente una opción perfecta para una cena diferente. “Solo per due” es una experiencia que no te podés perder si vas a Italia, especialmente si viajás de a dos. Eso sí, tené en cuenta que hay que reservar al menos con una semana de anticipación.

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