Como lo prometido es deuda, aquí te contamos la experiencia de María del Rosario de Carlo, una de nuestras asesoras del área de ventas, quien hace muy poquito realizó el Cruce Andino esta vez desde Bariloche a Puerto Varas. ¡Disfrutalo vos también!

…Y los pájaros, serán árboles…

No es casualidad que esta canción (Cactus, Gustavo Cerati) haya resonado en varios momentos de mi viaje. Desde lo más profundo, desde lo más lejano, de lo más alto, la Patagonia vibra, late, atropella los sentidos con su inmensidad y perfección.

Sería injusto decir que el Cruce Andino es una mera excursión. Es una experiencia, es un despertar, es una travesía que nos conecta tanto con la naturaleza como con nuestras almas.

Es inevitable experimentar incontables sensaciones. Desde sentirnos parte de esta maravillosa creación, llámenla divina, llámenla terrenal… hasta vernos tan insignificantes y vulnerables ante semejante “Fuerza Natural”.

Cuando el Gran Victoria zarpa desde Puerto Pañuelos, un portal de colores se abre ante nosotros.

Atravesando las azuladas aguas del Nahuel Huapi, podremos alimentar nuestro espíritu con un aire que fluye impoluto por todo el cuerpo. Divisando islotes, que como viejos centinelas nos ven pasar; una vegetación frondosa y fresca, hogar de maravillosas especies que deambulan por estos cielos y tierras.

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Llegaremos a Puerto Blest, parada obligatoria para tomar fotos tanto con cámaras como con los ojos. Les puedo asegurar que no existe artefacto creado por el hombre capaz de retratar la verdadera esencia de semejante majestuosidad. De pronto, desde los glaciares del Cerro Tronador, vienen bajando las aguas del próximo lago Frías. Parece que la Pacha Mama, caprichosa y sabia, lo ha pintado de verde opalino contrastando notablemente con los azules del Nahuel.

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Atravesamos en bus el sendero que nos lleva hasta Puerto Alegre, donde el Victoria del Sur nos estará esperando para navegar el verdoso Frías. Sólo 20 minutos de travesía lacustre, suficiente para que el Tronador y sus hermanos nos desplieguen su espectáculo de colores y sonidos.

Próxima parada: Puerto Frías.

Nos vamos despidiendo de nuestra maravillosa Argentina. Estamos parados en la frontera con Chile, límite que nos une, nos hermana. Me detengo a escuchar el silencio, quizás algún pájaro curioso interfiera en mi sintonía y me cante una canción. El sol de marzo abraza, no hay nubes a la vista. Las cumbres están desnudas y me rodean.

ESTOY DE PIE EN EL CORAZÓN DE LA COORDILLERA DE LOS ANDES!!!

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Todavía, señoras y señores, nos quedan más escenarios por descubrir.

Luego de haber atravesado la selva valdiviana en bus, caemos en la cuenta de que los árboles quisieron engañarnos. No era de noche todavía, fueron ellos quienes se abrazaron para ensombrecer el camino y permitirnos descansar. De pronto, el medio día asoma en Peulla. Ciento veinte vecinos o habitantes que comparten un interminable valle atravesado por ríos, arroyos, cerros y bosques. La gastronomía chilena nos da la bienvenida. La frescura de sus frutos de mar, los colores vivos de los vegetales y de las frutas, todo mixturado con un incomparable entorno.

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La panza llena, el corazón contento y las ganas de seguir viaje. Desde Peulla hasta Petrohue, el Lago Todos los Santos nos invita a la última navegación del día.

Cuando creemos haberlo visto todo, el volcán Osorno se precipita y nos deja perplejos. Su figura perfectamente cónica y bañada de nieves eternas, culmina el lienzo de la más perfecta obra de arte.

Así, nuestro último mas no menos intenso tramo conectará Petrohue con Puerto Varas. Tendremos la oportunidad de conocer los Saltos de Petrohue coronados por el ya viejo amigo Osorno y pasearemos por la vera del Lago Llanquihue. Los nativos lo llamaron “lugar hundido o lago escondido”. Lo cierto, es que su extensión es tal, que hasta parece infinito, perdiéndose en el horizonte.

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Finalmente, y con el sol cayendo, arribamos a Puerto Varas. Calles coloridas y la calidez de sus habitantes, hacen que nuestro cansancio desaparezca. Resta recargar baterías e iniciar un nuevo día de aventuras.

puerto varas cruce andino

Sin dudas, todas estas líneas son solo un pequeño relato de todo lo vivido. Los invito a que puedan hacer su propia experiencia. Vivan, respiren, toquen , escuchen, caminen y deleiten sus ojos. LA CORDILLERA NOS ESPERA… “En el vértigo….de la eternidad…”

10 Comments

  1. Imperdible este viaje!! Especialmente en otoño! El follaje de la vegetación, nos entrega hermosos tonos ocres, rojizos,una postal inolvidable!

  2. Vale la pena yo lo hice y me encantó

  3. Hermoso viaje…hay que hacerlo…yo ya estuve!!!

  4. Deben de hacerlo es precioso !

  5. Es un viaje maravilloso. Yo lo hice hace un mes. Me encantaría hacerlo en invierno. Altamente recomendable el viaje y los guias.

  6. Me gustaría hacerlo!!!

  7. Es hermoso el viaje del cruce andino lacustre!!! Vale la pena hacerlo, está muy bien organizado tanto del lado argentino como chileno, la parte terrestre se utilizan colectivos 4×4, se realiza todo el año

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